Un día estábamos mi sobrina Irene y yo mirando el Canal
Cocina y vimos a un cocinero preparar esta receta y las dos nos miramos y
dijimos “esto tenemos que hacerlo”. Pero son de esas cosas que siempre tienes
en mente hacer pero nunca lo haces. Un día en la frutería vi que había
berenjena morada y pensé que ya era el momento de preparar este plato.
Ya las
he hecho varias veces de lo mucho que nos han gustado, incluso a mi chico que
no le apasiona la verdura le encanta, y a mí que no me van los quesos, pero es
un bocado tan delicioso que sinceramente, nos hemos enamorado de este plato. Os
animo a todos a hacerlo porque estoy segura que os va a encantar.
Por lo que he podido leer este es un plato del sur de Italia
aunque su origen no está del todo claro, sea cómo sea es una receta
absolutamente maravillosa que a nosotros nos ha conquistado.
Comentaros que a mí me gusta prepararla con berenjenas
moradas, la berenjena negra absorbe mucho aceite al freírla y no me gusta para
este plato, yo os doy la receta clásica donde la berenjena se fríe, para
aligerarlo podéis hacer la berenjena a la plancha o al horno, pero sinceramente
no está tan bueno. Este plato se aromatiza con albahaca fresca, yo no tenía y
le puse seca pero cambia el sabor, siempre que tengáis la oportunidad ponerle
albahaca fresca.
Y por último deciros que pese a que es un plato vegetal, es
contundente, no es un primero, es plato principal.
Ingredientes para 2 personas
2 Berenjenas moradas
Salsa de tomate casera
Queso Parmesano
Mozzarella
Albahaca
Sal
Aceite Oliva
Harina
Meterse en faena
Lavamos las berenjenas, le cortamos las puntas y las
partimos a lo largo en láminas de 1 cm de grosor, si queréis montar este plato
individual se pueden partir a rodajas, yo lo hice a lo largo por comodidad.
Ponemos en un bol agua con un buen puñadito de sal y metemos a remojo las
berenjenas durante mínimo media hora.
También se pueden poner las berenjenas en una escurridera
con sal y luego enjuagarlas, yo prefiero el método de sumergirlas porque así me
aseguro que la sal se reparte por igual
en toda la superficie de las láminas y que todas las láminas cojan la misma
cantidad de sal.
Como las berenjenas flotaran podéis ponerle un peso para que
se hundan y puedan tomar la sal o simplemente acordarnos de ir hundiéndolas con
la mano cada poco tiempo.
Mientras las berenjenas están en el agua hacemos una salsa
de tomate casera, que ya puse la receta y podéis consultarla AQUI
Transcurrida media hora, escurrimos el agua de las
berenjenas y las vamos rebozando en harina y friendo por tandas en abundante
aceite de oliva caliente, hasta que estén muy doradas y estén crujientes, no
deben estar blanditas, sino duras. Sacamos y ponemos sobre un papel absorbente
de cocina para que suelten el exceso de aceite.
Freimos las berenjenas |
Y sólo nos queda montar el plato, en una fuente de horno
ponemos una capa de salsa de tomate, espolvoreamos generosamente de queso
parmesano, colocamos encima una capa de berenjenas fritas y otra vez salsa de
tomate, parmesano y berenjenas, vamos formando todas las capas hasta agotar las
berenjenas y terminamos con una generosa capa de salsa de tomate, parmesano y
una capa gruesa de mozzarella. Aromatizamos con albahaca picada (ya os digo que yo le puse
seca porque no tenía fresca pero, la fresca es mejor).
Cubrimos el fondo de la fuente con salsa de tomate y espolvoreamos parmesano |
Colocamos capas de berenjenas fritas |
Una última capa generosa de salsa de tomate |
Terminamos cubriendo de mozzarella y albahaca |
Horno precalentado 180 ºC, hornear hasta que la mozzarella
funda y se dore.
¡Espectacular!
Gracias por compartir estas recetas de 5 estrellas!!!!!!!!
ResponderEliminarComo me tiene que gustar este plato parece que me llega el olorcito hasta aquí, que bien tengo una mata recién comprada de albahaca y me estrenare a usarla con estas deliciosas berenjenas!
ResponderEliminarUn beso chusa