Bacalao encebollado con tomate y pimientos

Pues ya estamos en plena Semana Santa, mientras una gran parte de los españoles participa activa o pasivamente de los desfiles procesionales que se suceden en practica mente todos los rincones del país, otra parte se toma unos días de descanso en la playa o en la montaña, lo que no cambia es una cosa, el bacalao es el rey indiscutible en estos días y del arraigo tan extraordinario que tiene en nuestro país habla por derecho propio el amplísimo recetario que poseemos con este pescado.

En mi familia hay verdaderos apasionados de este producto y lo cocinamos de muy diversas maneras, cosa que os habréis dado cuenta si sois seguidores más o menos asiduos a este blog. De todas las elaboraciones que hasta ahora tengo publicadas con bacalao mi favorita son los buñuelos de bacalao, pero la receta que os traigo hoy también me gusta muchísimo y además es la forma más habitual de cocinarlo en casa porque es la receta favorita de mi madre y ya sabéis, a veces la familia come lo que le gusta a la cocinera jajajaja, eso es así.

Yo he hecho una mínima modificación a la receta de mi madre y es que ella no le pone pimientos pero a mi me gustan mucho los pimientos del piquillo y le pongo, por lo demás esta es la receta que desde hace más de medio siglo hace mi madre en casa....ahí es nada, receta con solera la que os traigo hoy.

Ingredientes para 2 personas

400 gramos de bacalao salado
2 cebollas grandes
2 c/s tomate triturado
2 pimientos del piquillo
Harina
Aceite de oliva

c/s=cucharada sopera

Meterse en faena

Antes de nada hay que desalar el bacalao (si compráis bacalao ya desalado os ahorrais este paso, evidentemente) para ello lo troceamos y lo ponemos a remojo en abundante agua, debemos cambiar el agua cada 8 horas y tenerlo desalando mínimo 24 horas, todo dependerá del grosor del bacalao, a mayor grosor más tiempo de desalado, yo aconsejo desalarlo en el frigorífico ya que mantendrá mejor la firmeza de la carne.

Una vez desalado escurrimos del agua y lo dejamos a temperatura ambiente un par de horas antes de usarlo, entonces rebozamos en harina, sacudimos el exceso y freímos en un fondo de aceite a fuego medio/alto hasta que esté bien dorado por todos lados, sacamos a una fuente y reservamos.

Usando el mismo aceite de freír el bacalao, pero cambiándolo de sartén para evitar impurezas desagradables ponemos a pochar la cebolla partida a juliana, esta receta lleva bastante cebolla, yo usé dos grandes y hay que cocinarlas a fuego bajito para que vayan sudando tranquilamente y no cojan color. Cuando la cebolla esté tierna y transparente añadimos las cucharadas de tomate triturado, no hay que poner mucho, solo un poco, debe predominar siempre la cebolla sobre el tomate.

Por último introducimos los trozos de bacalao en el sofrito y añadimos los pimientos partidos a tiras, dejamos dar un hervor todo junto, si el sofrito quedara seco se puede añadir una o dos cucharadas de agua para soltarlo, no más.

Y ya tenemos listo este plato tan bueno y tan tradicional, como veis no he usado nada de sal en la receta, al final podéis probarla y si lo creéis necesario añadirle, pero yo no suelo ponerle. Lo decoré simplemente con un poco de cebollino picado que le da frescor y color. Lo acompañe de un potaje de acelgas que a mi personalmente me apasiona.

Y os recuerdo que podéis seguirme en Facebook, disfrutad mucho de estos días si estáis de vacaciones, a mi me toca trabajar mucho pero espero poder publicar una nueva receta a final de semana.