Trucha al estilo de Barber, novela El Médico (Reto Ts)

El 23 de Abril se celebra el día de Sant Jordi, manda la tradición que los enamorados se regalen rosas y libros y fue en 1995 cuando la Unesco declaró esa fecha el Día Mundial del Libro, por ese motivo las chicas del Reto La Cocina Typical Spanish nos han invitado a elaborar una receta que aparezca en algún libro de literatura, no en un recetario y como soy una lectora voraz desde que aprendí a juntar letras me ha encantado la propuesta y aquí estoy con mi humilde aportación a esta idea tan maravillosa.

No voy a ser yo la que os describa esta receta, voy a dejar que sea el propio autor de la novela en la que aparece el que os describa este plato y luego os cuento yo las modificaciones que he hecho.

"Cuando extrajo la primera y cimbreante trucha, admiraron su belleza:el brillante dorso como madera de nogal aceitada, los costados lisos, bruñidos y salpicados de rojos irisados, las aletas negras teñidas de cálido naranja...
-Consigue cinco más-dijo Barber y se internó en el bosque.
Rob pescó dos más, perdió un tercer ejemplar y cauteloso, se trasladó a otro pozo. Las truchas tenían hambre de saltamontes. Estaba limpiando la última de la media docena cuando Barber regresó con la gorra llena de morillas y de cebollas silvestres.
-Comemos dos veces por día-dijo Barber-:a media mañana y al caer la noche, igual que la gente civilizada.
(...)
Barber tenía tocino entreverado y lo cortó grueso. Cuando la carne terminó de hacerse en la sartén ennegrecida, espolvoreó las truchas con harina y las doró hasta dejarlas crujientes en la grasa, añadiendo por último las cebollas y las setas.
La espina de las truchas se separaba facilmente de la carne humeante, arrastrando consigo la mayoría de las espinas pequeñas. Mientras disfrutaban de la carne y el pescado, Barber frió pan de cebada en la sabrosa grasa sobrante, cubriendo la tostada con trozos de queso con cáscara que dejó burbujear en la sartén."  (Noah Gordon, El Médico)

Siempre me ha gustado mucho leer y suelo fijarme mucho en la comida que describen los autores, algunos simplemente mencionan platos conocidos por todos, pero otros nos describen o mencionan recetas que sólo existen en su imaginación, como es el caso del orondo George RR Martin, que confesó que los muy innumerables platos de la archiconocida saga Canción de Hielo y Fuego sólo eran producto de su amor por la buena mesa, tan prolífico es Martin que hasta ha dado lugar a la creación de dos libros de cocina basados en sus recetas y un blog maravilloso que se que todos conocéis Inn at the Crossroad. He estado muy, muy tentada de elaborar una receta inspirada en esa saga pero finalmente me he decantado por esta de El Médico.

Adoro la historia de Rob J Cole, un niño que vive en la Inglaterra del SXI y que pierde a sus padres en un periodo muy breve de tiempo, sus hermanos se quedan al cuidado de varias personas y a él se lo lleva Barber, un cirujano barbero, con el que recorrerá los caminos siendo su aprendiz. Rob tiene un extraño don, puede saber cuanta vida le queda a una persona con cogerle las manos, el encuentro fortuito con un médico judío le hace darse cuenta de lo poco que sabe de su oficio, entonces decide emprender un viaje por medio mundo, renunciando a su país, a su nombre y a su religión con tal de poder estudiar con el mejor médico que se ha conocido hasta entonces, Ibn Sina, Avicena. La historia de Rob y de su alter ego Jesse ben Benjamin es una historia de determinación, de afán de superación, de sacrificio por una pasión, es la historia de la entrega absoluta a lo que uno ama.

He releído innumerables veces esta novela, me gusta reencontrarme con sus personajes, con sus historias, con sus pensamientos. Hace un par de años fue llevada al cine pero personalmente no me gustó la adaptación, fui incapaz de reconocer el libro que tanto me gusta en lo que veía en la pantalla y de hecho intenté verla dos veces y en ambas no pude acabarla, cosas que pasan.

Centrándome en la receta en sí, como comprobareis he hecho modificaciones a la explicación de Noah Gordon, primero porque no se donde conseguir morillas ni cebollas silvestres y segundo, porque no quería hacer un plato muy graso, así que he sustituido lo de hacer la verdura y el pan en la grasa por hacerlo a la plancha, que a fin de cuentas no vivimos en la Inglaterra medieval ni yo tengo que viajar en  un carro como hacía el joven Rob.

Si deseais ver el resto de propuestas podéis hacerlo clikeando AQUI

Ingredientes para 2 personas

1 trucha de 600 gramos o 2 de 250 gramos cada una
Panceta (yo hice 3 trocitos)
Setas de cardo
1 cebolla tierna grande
Rebanadas de pan *
Queso que funda (yo usé mezcla 4 quesos)
Sal
Harina
1 c/s aceite oliva

*La receta del libro habla de pan de centeno pero yo usé blanco

Meterse en faena

Con la transcripción de la receta que hice antes creo que os habrá quedado clara la receta que es muy sencilla, pero os explico un poco más pormenorizado las variaciones que le hice.

En una sartén amplia ponemos una cucharadita sopera de aceite de oliva y cuando caliente hacemos los filetes de panceta hasta que estén bien dorados y vayan soltando su grasa.

Sacamos la panceta y en la misma grasa ponemos a freír la trucha, que habremos salado y salpicado de un poco de harina, la cocinaremos por ambas caras hasta que la piel esté crujiente y la carne hecha.

En una parrilla aparte hice las setas y la cebolla partida a pluma a la plancha, usé seta de cardo, si estuviéramos en temporada cualquier seta silvestre nos vendría genial. Tosté rebanadas de pan y cuando estaban crujientes las recubrí de mezcla de cuatro quesos y las fundí en el grill del microondas.

Serví todo en una tabla de madera de forma tosca, como imagino que se servirían las comidas cocinadas en un bosque del medievo. Imagino que cocinado todo en la grasa del tocino estaría mucho más sabroso y rico, pero no quería pasarme demasiado con las calorías y de la manera que lo hice quedó un plato más sano y ligero.

Espero que os haya gustado esta propuesta, ha sido muy estimulante para mi enfrentarme a un plato a priori medieval y me ha encantado la experiencia. Y os recuerdo que si os apetece podéis seguirme en Facebook.