Ensalada con bacon y vinagreta agridulce

A veces tendemos a pensar que una ensalada es una comida ligera, saludable, con pocas calorías y a veces nos equivocamos. Una ensalada puede ser muy calórica también, depende de los ingredientes que le pongamos y la que os traigo hoy no es de las más light, aunque tampoco es de las peores.

Como os he comentado hace unos días, me apetece comer sano y ligero pero a veces si que me dan ganas de tomar algo más contundente, como a los fritos los tengo un poco en cuarentena (lo se, lo se, las patatas deluxe no cuentan... jajajaja) me doy mis caprichos preparando ensaladas más enriquecidas y yo me consuelo pensando que como llevan lechuga es muy sano....ejem.

Estoy exagerando un poco, tenéis toda la razón, esta ensalada tampoco es hipercalórica, la comimos entre 2 personas y oye, tampoco puedes pasarte la vida contando calorías o al menos yo no estoy dispuesta a vivir así. Es absolutamente deliciosa, en su aliño lleva azúcar de caña, que podéis sustituir por miel pero la miel le dará otro sabor, es muy jugosita y muy, muy agradable de comer. Es deliciosa, sin paliativos.

Ingredientes para 2 personas

1/2 bolsa de surtido de lechugas (a vuestro gusto)
125 gramos de bacon a tiras
Tomates cherry (yo use variedad kumato de pera)
1 c/p mostaza antigua
1 c/p azúcar de caña
1 c/p vinagre de módena
AOVE
Daditos de pan frito

*c/p=cucharada pequeña
*AOVE=aceite de oliva virgen extra

Meterse en faena

 Ponemos una sartén a calentar con unas gotas de aceite y cuando esté bien caliente echamos el bacon, vamos moviendo hasta que esté muy dorado, apartamos del fuego y reservamos.

Disponemos las lechugas en una fuente, partimos los tomates a la mitad y los incorporamos, le ponemos el bacon escurrido de la grasa que haya soltado.

En un cuenco ponemos el azúcar, la mostaza, el vinagre y un buen chorro de AOVE, movemos bien, veremos que se espesa y quedará como una especie de jarabe, aliñamos la ensalada, movemos muy bien, no hay que tener miedo de usar las manos para mover las ensaladas.

Una vez bien movida le ponemos los daditos de pan frito por encima y a la mesa, no quedará ni una hojita pequeña de lechuga, os lo garantizo.

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