Tarta de frutas y crema

Acabamos la semana con una tarta muy buena, en esta ocasión si vamos a necesitar el horno pero sólo un ratito corto, no os preocupeis que no os voy a hacer pasar mucho calor.

Me encantan las tartas de crema y fruta, una de mis favoritas es la tarta de manzana pero ahora apetece menos encender el horno demasiado tiempo y tenemos muchas frutas de temporada maravillosas que merece la pena aprovechar en postres tan buenos como este.

Creo que el único secreto de esta tarta es hacer una buena crema pastelera, cremosa, ligera, con buen sabor, que no se quede seca. Yo la aromaticé únicamente con una vaina de vainilla, pero si lo preferís se puede hacer con piel de limón o canela u otro sabor que os resulte agradable.

Esta tarta la hice para regalársela a una amiga, hice otra chiquita para los compañeros, yo cociné medio litro de crema pastelera pero os daré cantidades para 250 ml que es lo que considero que necesitaréis para un molde de 22cm.

Ingredientes

1 placa de masa brisa
Frutas variadas frescas (yo usé kiwi, higos, plátanos y cerezas)
1 sobre de cobertura brillante de tartas o mermelada de albaricoque

Para la crema pastelera

250 gramos de leche entera
2 yemas de huevo
20 gramos de maizena
60 gramos de azúcar
1 vaina de vainilla

Meterse en faena

Sacamos la masa brisa o quebrada de su envase y colocamos sobre nuestro molde, yo usé masa refrigerada, normalmente me gusta hacer a mi misma estas bases pero no tenía tiempo para ello y tuve que recurrir a una masa industrial que dio buen resultado. Si usáis la masa congelada, debéis sacarla del congelador mínimo 30 minutos antes de usarla.

Recubrimos bien toda la base y paredes del molde, pinchamos con un tenedor y horneamos en horno precalentado a 180ºC durante unos 20 minutos. Estas masas no suben así que no necesitan el horneado en ciego que hemos visto en otras ocasiones, como en el de esta quiche .

Una vez horneada, sacamos del horno y dejamos enfriar completamente.

Para hacer la crema pastelera ponemos la leche en un cazo, reservando un poco para diluir la maizena, calentamos la leche junto al azúcar y la vaina de vainilla que habremos abierto para que suelte las semillas. Separamos las yemas de las claras, reservamos las claras para otra elaboración y batimos las yemas junto a la maizena y desleimos con un poco de leche que habíamos reservado.

Cuando el contenido del cazo esté caliente, volcamos sobre las yemas, terminamos de desleir y volvemos a poner todo en el cazo y llevamos al fuego, no debe hervir si no corremos riesgo de que nos cuajen las yemas, cuando veamos que comienza a espesar sacamos del fuego y movemos bien hasta alcanzar el espesor deseado. retiramos la vaina de vainilla y volcamos el contenido a un bol, cubrimos con papel film en contacto con la crema y dejamos que enfríe completamente.

Una vez frías base y crema rellenamos.

Limpiamos y cortamos a rodajas o finas láminas la fruta que queramos usar, yo usé kiwi, higos, plátano y cerezas pero las posibilidades son infinitas, sólo hay que tener la precaución de no usar frutas que oxiden rápidamente como la manzana o pera. Colocamos la fruta sobre la crema siguiendo nuestro gusto y para darle brillo podemos usar o bien un sobre de cobertura para tartas, que emplearemos siguiendo las instrucciones del fabricante o bien un poco de mermelada de albaricoque diluida en agua.

Se sirve bien fría, es deliciosa, ligera y no dejarán ni las migas, si lo sabré yo. Y si queréis podéis darle un me gusta a mi página de Facebook que allí hablamos de muchas cosas.